Trastornos del sueño y su impacto en calidad de vida

El ritmo vertiginoso de la vida de hoy fue modificando de a poco  nuestra conducta y nuestros hábitos, casi sin darnos cuenta. La forma de alimentarnos, la actividad física y el sueño son tres ítems donde ha sido más evidente. Respecto de este último, la cantidad y calidad de horas de sueño ya no son las mismas, y los jóvenes son los más afectados.

Dormir bien asegura un buen funcionamiento físico y mental, y también incide en la salud en el mediano y el largo plazo. En síntesis, el sueño es una función biológica tan importante como respirar, y es de vital importancia para los seres vivos.

Durante el sueño se producen varios procesos biológicos de gran relevancia, como la conservación de la energía, la regulación metabólica, la consolidación de la memoria, la eliminación de sustancias de desecho, y la activación del sistema inmunológico, entre otras.

Cuando no se duerme lo suficiente, se ve afectado el rendimiento diurno, disminuye la concentración y la atención, con injerencia en el rendimiento laboral o escolar, y el riesgo de cometer más  errores o sufrir  accidentes laborales. Este trastorno  también puede generar  irritabilidad, ansiedad, hiperactividad, impulsividad o agresión, con  un impacto importante en el estado de ánimo, que a largo plazo, puede convertirse en un factor de riesgo para el desarrollo de depresión.

Tratamiento no farmacológico de higiene del sueño

  • Levantarse y acostarse siempre a la misma hora, incluso en vacaciones o los fines de semana.
  • Dormir el número de horas recomendadas según la edad (6 a 8 horas).
  • Dormir en ambientes favorables, con una cama confortable, luz apagada y en silencio.
  • Restringir el consumo de alcohol, cafeína u otros estimulantes (bebidas energéticas, chocolate, refrescos de cola), por lo menos 4 horas antes de ir a dormir.
  • No dormir durante el día (siestas), o no hacerlo por más de 30 minutos.
  • Evitar permanecer en la cama realizando actividades ajenas al sueño (estudiar, hacer tareas o comer).
  • No realizar ejercicio vigoroso minutos antes de dormir.
  • No realizar trabajos o tareas importantes minutos antes de dormir.
  • Evitar usar pantallas antes de acostarse (videojuegos, internet, televisión).
  • Tratar de no pensar sobre las actividades del día, ni organizar y planear actividades futuras mientras se trata conciliar el sueño.
  • Evitar ir a la cama si se está estresado, enojado o preocupado.

Tratamiento farmacológico

El tratamiento farmacológico incluye el uso benzodiacepinas (BZD), que son fármacos con propiedades hipnóticas como el clonazepam, triazolam, midazolam, lorazepam, etc.  Es  importante resaltar que no se recomienda su uso por períodos de más de 2 a 4 semanas, ya que pueden ocasionar efectos adversos. El consumo regular de este tipo de drogas altera la calidad del sueño, pueden producir somnolencia diurna residual, insomnio de rebote, depresión respiratoria, alteraciones de la memoria, mayor riesgo de caídas y  tolerancia e incluso, adicción.

Otro tipo de hipnóticos llamados fármacos “Z”, como zolpidem, zeleplon y zopliclone, suelen presentar menos efectos adversos, pero aun así tampoco se recomienda su uso crónico. En algunos pacientes, también se puede llegar a prescribir algún tipo de antidepresivo para el control del sueño.

En todos los casos, lo más importante  es que la persona con insomnio haga una consulta con el médico,  para que le indique un tratamiento individualizado. En Hospital Zafiro contamos con un psiquiatra especialista en Medicina del Sueño: puedes pedir una cita con el Dr. Mario Arteaga Lemus al WhatsApp 3140-8800.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *