La autolesión no suicida (NSSI, por sus siglas en inglés Non-Suicidal Self-Injury) es la acción deliberada de hacerse daño a su propio cuerpo o piel, sin la ayuda de otra persona y sin la intención de morir.
Se excluyen de esta definición los comportamientos que supongan autolesiones accidentales o indirectas (por ejemplo, restricción alimentaria, consumo de drogas) o que son socialmente aceptables (como los tatuajes o un contexto de rituales religiosos).
En la autolesión, la persona se hace daño para escapar de una tensión emocional y/o fisiológica que no puede soportar.
¿Por qué ocurren las autolesiones?
Existe el mito de que la autolesión siempre es producto de una conducta impulsiva. La realidad es que en la mayoría de los casos no lo es, sino que las personas que lo realizan tienden a planificar los momentos que quedan a solas para poder encubrir la acción y poder dejar aflorar las emociones negativas que guardan en su psiquis. Estas son algunas de las causas que las desencadenan:
- Regulación afectiva: para buscar alivio temporal del afecto negativo.
- Autocastigo: como expresión de la rabia o ira hacia sí mismo.
- Marcar el malestar: para crear una huella o señal física de una emoción o de un evento en específico de carácter negativo.
- Anti-suicidio: como forma de cambiar o evitar el impulso de cometer el acto suicida.
- Barrera defensiva interpersonal: para marcar una distinción entre los demás y uno mismo, en afirmación a su autonomía.
- Lenguaje en marcas: como una manera de comunicar la magnitud del dolor a los demás y a sí mismos.
- Búsqueda de sensaciones: a través de la liberación de endorfinas, se produce un estado de excitabilidad emocional y física.
- Vincularse: como intento de encajar con los demás.
Edad de inicio y factores de riesgo
La edad de inicio más frecuente es a partir de los 12-15 años de edad, y se relaciona con la etapa de la adolescencia, y sus niveles elevados de impulsividad y reactividad emocional.
Las personas que se autolesionan muestran más falencias en su la regulación emocional, dificultades interpersonales (por ejemplo, elevada sensibilidad al rechazo, acoso escolar, estigmatización) y un estilo atribucional negativo. De igual forma, son personas con mayor dificultad para manejar la tensión psicológica de manera adaptativa y sana. Tienden a padecer crisis de ansiedad y depresión, presentan una deprivación del cuidado paterno/materno o provienen de un hogar disfuncional. Su personalidad es de tipo limítrofe, con patrones prolongados de emociones turbulentas o inestables, y pueden tener un historial de abuso físico, sexual o psicológico.
Zonas afectadas y métodos frecuentes
Tienden a usar objetos afilados como cuchillo, navaja, tijera, etc., principalmente en antebrazos, piernas y abdomen. Otros métodos son: golpearse, lastimarte sobre una herida deliberadamente, interferir en el saneamiento de una herida o quemarse. Dichas autolesiones pueden ser superficiales o moderadas, y de tipo episódica, compulsiva o repetitiva.
¿Cómo detectar a alguien que se autolesiona?
Estas son algunas señales comunes que pueden presentarse en personas que comenzaron a autolesionarse:
- Utilizan playeras de manga larga, suéteres o pantalones largos sin importar el clima.
- Utilizan muchas pulseras o brazaletes, especialmente de tela.
- Permanecen mucho tiempo solos, especialmente en el baño y en su habitación, ya que las heridas tardan un tiempo en dejar de sangrar.
- Hay rastros de sangre en su pijama o en sus cobijas.
Qué hacer
Si sospechas que alguien que conoces se está autolesionando, es importante intervenir y brindar apoyo. Algunas formas de ayuda incluyen:
- Escuchar sin juzgar y mostrar empatía.
- Incentivar a que la persona busque ayuda profesional, de un terapeuta o especialista.
- Crear un entorno seguro y de apoyo.
- Aprender sobre las autolesiones para entender más y poder ofrecer un apoyo más efectivo.
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