Meditación: un modo simple de bajar el estrés

El estrés nos puede provocar ansiedad, tensión y preocupación. Pero unos pocos minutos diarios de meditación, pueden ayudarnos a recuperar la paz interior… ¡y sentirnos mejor! Tantos son sus beneficios que se la considera un buen aliado de la medicina, ya que incide en el bienestar emocional y en la salud en general.

La meditación es una actividad sencilla que no requiere ningún equipo especial, y puede ser practicada en cualquier lugar y por cualquier persona que interprete el mecanismo.

Bienestar físico y emocional

Los beneficios emocionales y físicos de la meditación incluyen:

  • Adquirir habilidades para controlar el estrés
  • Aumentar la autoconciencia
  • Enfocarse en el presente
  • Reducir las emociones negativas
  • Aumentar la imaginación y la creatividad
  • Aumentar la paciencia y la tolerancia
  • Bajar la frecuencia cardíaca
  • Mejorar la calidad del sueño

Meditación y enfermedad

La meditación no es un reemplazo de los tratamientos médicos tradicionales, pero puede ser útil en el caso de algunas afecciones médicas, en especial si estas recrudecen en situaciones de estrés.

Hay gran cantidad de investigaciones científicas que apoyan los beneficios para la salud de la meditación, aunque hay especialistas que creen que aún no es posible sacar conclusiones definitivas. Sin embargo, puede ayudar a controlar los síntomas de afecciones como ansiedad, asma, dolores crónicos, depresión, afecciones cardíacas, síndrome de colon irritable y problemas de sueño, entre otros.

Elementos de la meditación

Los diversos tipos de meditación (meditación con mantra, yoga, qi gong, taichi, entre otras), pero todos tienen características comunes:

  • Requieren concentrar la atención (en un objeto específico, una imagen, un mantra o la respiración). Esto ayuda a liberar la mente de las distracciones que causan estrés y preocupaciones. Si surgen pensamientos, hay que dejarlos pasar sin juzgarlos.
  • La respiración es relajada. La técnica implica una respiración lenta, profunda y uniforme, usando el diafragma para expandir los pulmones. El objetivo es lograr una respiración más eficiente, ingresando más oxígeno y reduciendo el uso de los músculos de los hombros, el cuello y la parte superior del pecho.
  • Se necesita un lugar tranquilo. Para los principiantes, meditar es más fácil en un sitio sin distracciones como la radio, televisor, voces o celulares. Al tener más experiencia, casi se puede meditar en cualquier lugar y circunstancia.
  • Requiere una posición cómoda. Se puede meditar sentado, acostado, caminando, o en otras posiciones o actividades. Para aprovechar al máximo la práctica, lo ideal es adoptar una posición cómoda y una buena postura.

La meditación se puede practicar en centros especiales, en clases dirigidas, presenciales o virtuales, con videos de Internet, aplicaciones del celular o por cuenta propia. No hay una manera “correcta” de meditar, sino que cada uno lo debe adecuar a su rutina diaria, sus necesidades y posibilidades. Lo importante es lograr que nos ayude a reducir el estrés y sentirnos mejor.

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