Manejo de la Salud Mental en el personal sanitario ante el COVID-19

Por: MSc. Magna da Silva, Psicóloga Clínica.

La lucha contra el COVID-19 está provocando secuelas emocionales, que podrán visualizarse a mediano o a largo plazo. Y es que la pandemia obliga al personal sanitario a sacar fuerzas físicas y emocionales, aún cuando el agotamiento alcanzó su auge, generando un posible cuadro de estrés agudo y posteriormente, un trastorno de estrés postraumático.

Y resalto las palabras del Dr. Oscar Díaz, médico intensivista en primera línea en uno de los hospitales de San Pedro Sula, quien facilitó una entrevista a un canal local narrando lo siguiente:

“Es terrible, ¿sabe por qué? Porque esta es una enfermedad muy grosera; porque por un lado afecta la función respiratoria, pero su cerebro está totalmente consciente. Estas personas cuando vamos a entubarlas, por ejemplo, tienen la conciencia de que están muriendo, y usted viene y les asiste y trata de transmitirles esperanza, de que vamos a salir adelante, pero esta es una enfermedad que es muy grosera. Porque el porcentaje de mortalidad de personas que caen a cuidados intensivos aún en los países más desarrollados alcanza hasta un 70%, luego al drama para la familia que no lo pueden ver. Entonces, esta es una cosa muy dura. Créanme, este es un reto colosal para el equipo humano. Mis respetos para mis compañeros. Porque la mayoría tienen hijos, algunas son madres solteras, vienen a trabajar y no saben si ese día se van a contagiar, o van a regresar a sus casas a contagiar a sus familiares. El COVID-19 es un drama de ida y vuelta.”

Así, se ha comprobado que más de un tercio del personal médico que respondió al brote durante su punto álgido en China sufría insomnio; se dieron casos de depresión, trauma emocional y ansiedad (publicación de resultados en Frontiers in Psychiatry). En España, por ejemplo, donde más de 2 mil personas fueron atendidas en la Unidad de Cuidados Intensivos, se reportaba a un médico o una enfermera llorando al terminar su jornada laboral. Todo ello es signo de Burn Out Extremo.

Un gran número de médicos y personal sanitario, debido a la enorme carga de estrés, ansiedad e insomnio provocado por el manejo de dicha pandemia, han tenido que activar sus recursos psicológicos y físicos (doble turno, mayor esfuerzo), lo que ha derivado en estrés postraumático y muchas veces, en consumo de ansiolíticos y tranquilizantes. Por ello, es prioridad que cada servicio de salud cuente con un equipo de psicólogos a disposición de aquellos que se encuentren en primera línea, más allá de los pacientes y sus familiares.

Desafíos que enfrenta el Personal de Salud a nivel mundial

1. Colapso en la red asistencial local

El número de contagiados es cada vez mayor, así como el número de personal sanitario enfermo, o de aquellos que ven a sus personas cercanas enfermarse.

2. Incertidumbre y riesgo de infección

En muchos países, debido a la falta de los medios, sobrecarga laboral y la propia evolución incierta de los pacientes, hacen que el personal sanitario tome decisiones complejas que ponen en juego la moral y la culpa personal.

3. Estrés en zonas de atención directa

Los trabajadores sanitarios viven a diario con el riesgo de contraer enfermedades temidas, y de transmitirlas a familiares, amistades y personas con las que convive.

4. Manejo del desconsuelo familiar

Es sumamente gratificante ayudar a los demás, sin embargo, también es difícil cuando se visualiza la angustia del paciente y el aislamiento de sus familias. El personal sanitario puede experimentar miedo, tristeza, frustración, culpa, insomnio y agotamiento.

5. Dilemas médicos y morales

El personal sanitario se expone al dolor ante la muerte en aislamiento de los pacientes con COVID-19, al mismo tiempo que lidian con el desconsuelo de los familiares que no pueden acompañarlos.Dentro de todo ello, cuando el personal sanitario y todos sus involucrados salen de guardia, la parte más difícil es intentar olvidar lo vivido (“desconectarse”), siendo que la reexperimentación de los hechos – por medio de imágenes, sonidos, olores, sensaciones – se activan, haciendo que el descanso mental sea casi imposible. En esa tarea, se debe detectar si la persona está al límite y en un riesgo psicológico mayor, derivando para una atención mucho más especializada y apartándole momentáneamente de sus funciones.

Por ello, el apoyo social y la gestión de insumos de bioseguridad es básico: que ellos sientan que su trabajo tiene un significado y que, así como cuidan, son cuidados.

Recordemos, que el personal de salud y sus involucrados también se agotan y necesitan tiempo para restablecerse del impacto de una pandemia de tal magnitud.

¡Que nuestros aplausos se gesten en CONCIENCIA COLECTIVA, para no aumentar su carga laboral!

Escrito por MSc. Magna da Silva, Psicóloga Clinica

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