Hipersexualización infantil, una tendencia alarmante

Por la Lic. Magna Da Silva, Psicóloga Clínica

Como elemento introductorio, es Importante destacar que la sexualización no es sinónimo de sexualidad, sino una instrumentalización de los niños como objetos sexuales y la imposición de una sexualidad adulta, que choca con el desarrollo “natural y saludable” de la sexualidad infantil. No obstante, el término ha adquirido una connotación aún más alarmante, la Hipersexualización – en este caso, infantil – como un plus al concepto anterior, llevando implícito la utilización y sexualización precoz de las niñas y los niños como un medio para vender productos de consumo: juguetes, comidas, videojuegos, ropa, entre otros.

La Asociación de Psicología Americana (APA), en el año 2007, denunció dicha tendencia sexualizadora, informando que las niñas a partir de los cuatro años eran bombardeadas con modelos de éxito social que triunfaban gracias a sus atributos físicos, y no a su personalidad ni valores personales. Hoy, doce años más tarde, lejos de corregirse la tendencia, ésta ha ido en aumento: niñas de 8-9 años comprando sujetadores con o sin relleno, uso de tacones desde la edad preescolar, uso de tops y minifaldas, imitación de heroínas de series preadolescentes/adolescentes con cuerpos muy desarrollados físicamente, fiestas de cumpleaños infantiles que simulan más un concurso de belleza o de modelaje que una celebración sencilla, para mencionar apenas algunos ejemplos.

La sociedad consumista, ha llegado a usar la moda, impulsándola como un potente gancho comercial para vender sus productos.

“El cuerpo, que antes era un instrumento para jugar, aprender, conectarse sanamente con el mundo, se ha convertido en un objeto de exhibición. El cuerpo se mercantiliza y se convierte en objeto de consumo.”

¿Esta tendencia sexualizadora solamente se presenta en las niñas?

Frente a una sociedad cada vez más machista, pudiéramos pensar que sí. No obstante, se da en ambos casos, pero con mayor incidencia en las niñas.

En niños, por ejemplo, al adjudicarles comportamientos que no tienen carácter sexual como preguntarle a un pequeño de 4-5 años si tiene novia, o bien, alabarle la cantidad de niñas que conquista en su escuela.

¿Cuáles son las incidencias o consecuencias de esa Hipersexualización infantil?

  • El peligro de la “Cosificación” de los niños (verlos como a un objeto más que como a un niño o niña
  • Precocidad en la llegada de la preadolescencia que reduce la etapa de la infancia, perdiendo las experiencias progresivas de la misma.
  • Niñas que pasarán gran parte de su vida tratando de encajar en unas medidas físicas, llevando así, al siguiente ítem.
  • Cuadros emocionales alterados (depresión y/o ansiedad) y tendencia hacia los trastornos alimentarlos (hoy día más acrecentado en la infancia):
  • Peligro de ser seducidas y no estar preparadas para responder adecuadamente a ello, provocando casos de agresión sexual infantil. En este último caso, importante resaltar, que es tarea de los padres educar y guiar sexualmente a los pequeños, según su edad cronológica, porque si bien es cierto, que un caso de violencia de género o violencia sexual no es responsabilidad del infante, es responsabilidad del padre estar atento a las señales de alarma que existe en el entorno que rodea a su hijo, pues su pensamiento, aún inmaduro, no concibe dichas alarmas.

¿Qué hacer para frenar esa tendencia?

Inicialmente, es responsabilidad de los padres servir como filtro y como educadores para el hijo o la hija. Pues se dan dos casos:

1.- Existen casos de madres/padres que depositan en sus hijas/hijos experiencias personales no alcanzadas en su edad infantil o adolescente y desean verlo reflejado en la etapa infantil de sus hijos, siendo una edad en la que se puede controlar la conducta de éstos. Los hijos no son salvadores de las deudas pendientes de los padres ni reparadores de la infancia de los mismos.

2.- La poca vigilancia de los padres a la influencia externa (lo que ven, lo que escuchan, de quienes se rodea, actividades que realizan a su edad, programas televisivos que presentan a líderes preadolescentes como modelos infantiles).

Hay.una diferencia entre jugar a ser princesa, príncipe, modelo, madre o padre de familia, a convertirse en un patrón de conducta infantil permanente y distorsionado.

Por ello, seamos observadores de las conductas infantiles, educando, previniendo, hablando y tratando a los niños de acuerdo a su edad cronológica, y así, evitar fomentar una edad mental que no corresponde a su realidad actual. La infancia y todas sus etapas están descritas para ser vividas como tal, pues todo tiene su tiempo.

Escucha a la Lic. Magna Da Silva hablar de la Hipersexualizacion infanttil en el programa «Las mañanas del 5» en el Canal 5.

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