Herpes zóster: un riesgo latente

Cuando una persona padece varicela durante la infancia, queda latente en su organismo el virus que lo ocasionó. Y puede llegar a reactivarse como una enfermedad molesta y dolorosa llamada herpes zóster, o familiarmente, culebrilla; se estima que 1 de cada 3 personas desarrollará herpes zóster en algún momento de su vida. 

Si bien la edad es el principal factor de riesgo para desarrollar herpes zóster -ya que las posibilidades aumentan a partir de los 40 a 50 años- hay otras causas, como las enfermedades autoinmunes, los tratamientos inmunosupresores como la quimioterapia o el consumo de esteroides que pueden alterar el funcionamiento del sistema inmune. Las situaciones de estrés y fatiga también pueden favorecer la reactivación del herpes, porque está demostrado que afectan el sistema inmune y dejan al organismo más vulnerable. 

Síntomas más comunes

Varios días antes de que aparezca la erupción, las personas pueden tener dolor, picazón u hormigueo en el área afectada, y en algunos casos, tener fiebre, escalofríos, dolor de cabeza o de estómago. La erupción ocurre más comúnmente en una sola línea alrededor del lado izquierdo o derecho del cuerpo o el rostro, o extenderse a todo el cuerpo en el caso de personas con un sistema inmune debilitado. 

El 18% de las personas que tuvieron culebrilla desarrollan un dolor en los nervios que puede durar meses o años después de haber desaparecido la erupción. Este dolor nervioso llamado neuralgia post herpética o PHN es la complicación más común del herpes zóster.

La culebrilla también puede provocar complicaciones graves en los ojos, e incluso la pérdida de la visión. En muy raras ocasiones, también puede derivar en una neumonía (infección del pulmón), problemas auditivos, encefalitis (inflamación cerebral) e incluso la muerte. 

La culebrilla ¿se contagia?

La culebrilla no se contagia. Las personas que nunca tuvieron varicela o que no recibieron la vacuna contra la varicela pueden infectarse con virus varicela-zóster (VZV) de alguien que tiene culebrilla. 

El virus se contrae por el contacto directo con el líquido de las ampollas del sarpullido de la culebrilla o al respirar partículas de virus que provienen de las ampollas. Si se infectan, desarrollarán varicela, no culebrilla, aunque podrían desarrollar culebrilla en el futuro. Las personas con culebrilla no pueden propagar el virus antes de que aparezcan las ampollas o una vez que la erupción ha desaparecido.

Para evitar la transmisión del VZV a otras personas conviene cubrir la erupción, evitar tocar o rascar la zona y lavarse las manos con frecuencia durante al menos 20 segundos. También es importante evitar el contacto con embarazadas que no hayan tenido varicela o no hayan recibido la vacuna, recién nacidos o prematuros y personas con un sistema inmune debilitado, hasta que la erupción desaparezca.

Prevención y tratamiento

La vacunación es el método recomendado para prevenir el herpes zóster y las complicaciones relacionadas. Una vez instalada la enfermedad, se puede recurrir a tratamientos antivirales como aciclovir, valaciclovir y famciclovir, que acortan la duración y la gravedad de la enfermedad. Estos son mucho más eficaces si se toman ni bien aparece la erupción.

En caso de que la enfermedad cause dolor, se puede recurrir medicamentos de venta libre o recetados por el médico. Las compresas húmedas, la loción de calamina y los baños tibios de avena pueden ayudar a aliviar la picazón.

Si crees que tienes culebrilla, comunícate con tu médico lo antes posible para saber cuál es el tratamiento. En Hospital Zafiro contamos con especialistas que te pueden ayudar; puedes pedir una cita al WhatsApp 9935-0393.

Fuente: Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).

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