Un estudio realizado en Australia analizó la incidencia y mortalidad por cáncer en pacientes que habían tenido COVID-19. Antes de la pandemia las tasas de mortalidad por cáncer tenían una tendencia decreciente; pero los retrasos en la detección, diagnóstico y tratamiento del cáncer (provocados por la hospitalización de pacientes con COVID), pueden haber causado un aumento de los decesos.
En Australia, por ejemplo, se estima que durante la pandemia los servicios de atención médica de pacientes se interrumpieron durante 1 año, y los tratamientos se retrasaron 26 semanas. Esto tendrá como consecuencia 1.719 muertes adicionales por cáncer colorrectal entre 2020 y 2024, ya que la detección temprana de este tipo de cáncer es fundamental para la supervivencia a largo plazo. Esto también ocurre en pacientes con cáncer de mama, de próstata, cervical y melanoma.
Efecto en cirugías y quimioterapia
La urgencia en la atención de enfermos de COVID también causó que se pospusieron cirugías y tratamientos de quimioterapia. El riesgo de muerte por cáncer de colon aumenta un 6% por cada 4 semanas de retraso en la cirugía, y los retrasos en la quimioterapia elevan el riesgo de mortalidad en un 13 %.
Otro de los efectos de la pandemia es que los investigadores especializados en cáncer vieron atrasados o interrumpidos sus ensayos clínicos. Se estima un retraso de 18 meses los avances en la investigación del cáncer y la creación de vacunas contra el virus del papiloma humano (VPH), esenciales para reducir los riesgos de cáncer cervical y orofaríngeo.
A medida que se desarrollaba la pandemia y gran parte de la medicina de rutina se suspendía, el aplazamiento o retraso de las mamografías, colonoscopias y otros exámenes de detección, llevó a muchos expertos en cáncer a advertir sobre los problemas que se avecinaban. En junio de 2020 el Instituto Nacional del Cáncer pronosticó decenas de miles de muertes por cáncer antes de 2030, debido a la suspensión de exámenes de detección y retrasos en la atención.
Actuar lo antes posible
Comprender las futuras implicaciones para la salud pública permite la asignación adecuada de recursos para recuperar el terreno perdido durante la pandemia. El mensaje de los investigadores es muy claro: «los pacientes que han retrasado la atención preventiva durante la pandemia deben ser alentados a reanudar el tratamiento lo antes posible».
Fuente: revista médica The Lancet
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