Qué es y cómo se trata el síndrome del ojo seco

Cuando los ojos no son capaces de producir suficientes lágrimas, es probable que sea a causa del síndrome del ojo seco, también conocido como enfermedad del ojo seco queratoconjuntivitis seca. Se trata de una alteración de la película que recubre la superficie ocular, que afecta la calidad visual e incluso puede llegar a dañar la córnea y la conjuntiva.

Para que se produzcan las lágrimas es necesaria la interacción entre las glándulas lagrimales, los párpados y la superficie ocular. Y si uno de estos componentes tiene alguna disfunción, afecta la totalidad provocando la enfermedad del ojo seco. Esta afección afecta a 1 de cada 11 personas en el mundo, en especial a mujeres y personas de edad avanzada.

Diagnóstico

Aunque parezca algo simple, el diagnóstico del síndrome del ojo seco es complejo, ya que no hay pruebas o imágenes que permitan la identificación por sí mismo, ni la medición de su gravedad. Tampoco existen criterios diagnósticos establecidos que definan el síndrome. Por eso es que el médico elabora su diagnóstico en función a los síntomas descritos por el paciente, la inspección ocular, y eventualmente, algunas pruebas diagnósticas.

Cuando el diagnóstico es dudoso, lo más adecuado es realizar una consulta con un especialista en oftalmología. Este profesional cuenta con tecnología que permite mayor precisión diagnóstica,  y mejores condiciones para indicar el tratamiento adecuado.

Factores de riesgo

Aunque no se conocen exactamente las causas del ojo seco, hay factores de riesgo que pueden provocarlo:

  • Edad: la secreción de las lágrimas disminuye con los años, por eso es más frecuente en personas de edad avanzada.
  • Sexo: las mujeres, principalmente las embarazadas, menopáusicas o las que toman píldoras anticonceptivas.
  • Alteraciones hormonales: principalmente cuando hay disminución de los estrógenos.
  • Enfermedades sistémicas: Parkinson, diabetes mellitus, síndrome de Sjögren (sequedad crónica de ojos y boca).
  • Uso de lentes de contacto: producen un aumento de la evaporación de las lágrimas.
  • Fármacos: uso de antihistamínicos, estrógenos y otros.
  • Cirugía ocular: especialmente aquella que afecta la córnea.
  • Factores ambientales: polución, ambientes poco húmedos, calefacción excesiva, aire acondicionado.

Síntomas y tratamiento

Al ser una enfermedad inflamatoria, hay una gran variedad de síntomas asociados que cada paciente describe de una forma diferente.  Pueden referir sequedad ocular, sensación de tener cuerpo extraño o arena en los ojos, cansancio ocular, lagrimeo excesivo, visión borrosa, lagrimeo, dolor o picor, entre otros.

La mayoría de las veces no hay un tratamiento exclusivo para el ojo seco, ya que son varias las causas que lo producen. Se debe mejorar la evaporación de la lágrima y reducir los factores de riesgo que provocaron la inflamación, para poder aliviar los síntomas e incrementar o la producción de lágrimas o suplementarla mediante lágrimas artificiales.

 

 

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