La muerte súbita es la aparición repentina e inesperada de un paro cardíaco en una persona aparentemente sana. La causa principal es una arritmia cardiaca llamada fibrilación ventricular, que provoca que el corazón pierda su capacidad de contraerse normalmente, y a causa de ello deja de latir.
La víctima de muerte súbita primero pierde el pulso, y en pocos segundos, también el conocimiento y la capacidad de respirar. Si no recibe atención inmediata, el fallecimiento se produce en minutos.
Aplicando técnicas de RCP o reanimación cardio pulmonar, muchas veces se puede conseguir que la arritmia desaparezca y el paciente se recupere. Cuando eso sucede, estamos ante un caso de «muerte súbita reanimada».
Afortunadamente, durante los últimos 30 años, la medicina cardiovascular ha desarrollado el desfibrilador automático implantable (DAI). Se trata de un dispositivo que se inserta debajo de la piel del paciente, que realiza una descarga eléctrica que reactiva y normaliza la actividad del corazón.
Causas de muerte súbita
Para determinar las causas, es conveniente diferenciar dos grupos de edad:
- Mayores de 35 a 40 años: las causas más frecuente de muerte súbita son la aterosclerosis coronaria y el infarto de miocardio
- Menores de 35 a 40 años: las causas suelen ser hereditarias, es decir, enfermedades cardiacas, genéticas o familiares, que afectan típicamente a los deportistas.
Diagnóstico
La mayoría de las enfermedades mencionadas pueden ser diagnosticadas con un electrocardiograma (ECG) y su posterior análisis por parte de un cardiólogo. Por eso, una medida de prevención sería que todo joven deportista se realizara un ECG seguido de una visita a un especialista del corazón.
Medidas de prevención
- Modo de vida saludable: evitar la obesidad y el sedentarismo, mejorar los hábitos alimentarios, no fumar, controlar la presión arterial, el colesterol y la glucosa en sangre.
- Revisiones médicas periódicas: en especial los deportistas, sean niños, adultos, profesionales y aficionados. Deberían incluir una historia clínica, personal y familiar completa, un examen físico y un electrocardiograma interpretado por un especialista.
- Estudio de enfermedades congénitas: si hay antecedentes de muerte súbita o enfermedad cardiaca grave en un familiar cercano, lo ideal es recurrir a un especialista para que evalúe la presencia de una posible enfermedad cardiaca hereditaria.
- Desfibrilación pública: en muchos centros de entrenamiento deportivo es obligatorio contar con un desfibrilador externo automático. Se trata de un equipo portátil que se usa para tratar a una persona que ha sufrido un paro cardíaco, enviando una descarga eléctrica para restaurar el ritmo del corazón. También es importante impartir programas de formación en reanimación cardio pulmonar básica (RCP) para la población general. Es muy importante saber que el pronóstico de los pacientes que sufren una muerte súbita depende fundamentalmente del tiempo que transcurre entre que el corazón se detiene y se aplica una desfibrilación. Se calcula que por cada minuto de demora existe un 10 por ciento menos de posibilidades de que el paciente se recupere. Si no se cuenta con un desfibrilador, lo aconsejable es iniciar rápidamente la reanimación cardio pulmonar o RCP.
Para tener en cuenta
Los pacientes con riesgo de sufrir una muerte súbita cardíaca, deben conversar con su cardiólogo acerca de la posibilidad de realizar actividad física. La respuesta dependerá de cada afección en particular. Por ejemplo, quienes tienen un dispositivo implantado en el pecho para detectar y detener los latidos del corazón irregulares, deben evitar los deportes de alto contacto, ya que un golpe o impacto directo en el pecho podría desplazar o afectar el dispositivo.
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