Ansiedad, estrés e incertidumbre son algunos de los sentimientos frecuentes desde el comienzo de la pandemia del COVID-19. Y los niños de todas las edades no están exentos. La suspensión de las clases, la cancelación de eventos y celebraciones y la imposibilidad de poder encontrarse con sus amigos pueden hacer que nuestros hijos necesiten de nuestro apoyo más que nunca.
A continuación, algunos conceptos compartidos por UNICEF, de la psicóloga Dra. Lisa Damour sobre cómo afrontar la “nueva (temporal) normalidad”:
1. Mantenerse calmo y proactivo
Tener conversaciones en familia sobre el coronavirus y la importancia de cuidarse para mantenerse sanos. En caso de que se sintieran mal o que tuvieran alguna duda sobre la enfermedad, los adultos deberíamos ayudar a evacuar esas dudas. Además, explicarles que en niños y jóvenes adultos los síntomas son leves; si bien se pueden hacer muchas cosas para evitar contagiarse. Y no sólo eso: las normas de higiene que hemos incorporado desde el principio no sólo tiene como meta evitar el contagio propio sino también de nuestros familiares y amigos.
2. Seguir una rutina
Los niños necesitan tener una estructura, por eso, se sugiere tener una agenda diaria que incluya tiempo de estudio, tiempo para conectarse con los amigos, para colaborar con las tareas del hogar y tiempo para jugar y hacer ejercicio.
3. Permite que los niños expresen sus emociones
Con las escuelas cerradas y los deportes suspendidos, entre otras actividades, los niños pueden sentirse decepcionados al haberse perdido hacer lo que tanto les gusta, a causa del Coronavirus.
4. Comparte con ellos la información que están escuchando
Pocas veces hubo tanta información en las redes como en esta situación, por lo que es importante confirmar qué datos reciben los niños, para verificar que puede haberlos angustiado, preocupado o asustado. Si hubiere algún tema que los padres no pudieran responder, puede ser una gran oportunidad de buscar juntos –padres e hijos- respuestas en sitios confiables como la OMS, Unicef, entre otros.
5. Busca actividades para compartir y distraerse
Si bien la recomendación es “hablar de los sentimientos y emociones”, se sugiere buscar un balance entre conversar y distraerse. Una noche de juegos en familia o cocinar juntos pueden ser algunas alternativas.
6. Observa tu propio comportamiento
Los adultos convivimos a diario con la ansiedad y la incertidumbre, además del afrontamiento de las consecuencias económicas de la pandemia, y los niños sin duda lo perciben.
Es importante que los adultos también tengan sus espacios para expresar sus preocupaciones o sentimientos, pero en la intimidad o lejos de los niños. Los niños esperan que sus padres les brinden la sensación de seguridad. Esto no significa que los engañemos, en absoluto, si no evitar aliviar nuestras penas con nuestros propios hijos.
Si observas que tu hijo está desmotivado o le cuesta concentrarse tanto en las tareas de la escuela como en los juegos, consulta a un especialista y busca apoyo profesional.